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martes, mayo 28, 2013
" REIR POR ADENTRO, POR EL FONDO, POR EL AIRE.
REIR COMO UN LEON SONRIENTE. ABRIR LA BOCA GRANDE Y SOPLAR PROFUNO.
REIR DIVIRTIENDOSE, REIR LAS LOCURAS QUE HACE CUALQUIER CHICO.
EL ¡ JAJAJA!! PUEDE ESTAR EN CUALQUIER MOMENTO. NO DEJES DE REIR JAMAS. NUNCA ABURRIRSE, JUGAR, BORRAR LO MALO Y LA TRISTEZA.
REIR PARA SIEMPRE"
Taiel, 10 años.
jueves, mayo 16, 2013
ACEPTACION y recomendación de blog
Dice un aforismo Zen que "para alcanzar tu felicidad interior, agarra con suavidad y suelta con fuerza."
Y es que el sufrimiento surge de aferrarnos a algo que según nosotros deberíamos tener o a alguien que debería estar a nuestro lado.
El caso es que la realidad nos dice que no debería ser así, porque no lo es. Al no estar de acuerdo con las cosas como son, sufrimos.
Pero a la realidad le da igual si estamos de acuerdo con ella o no. La vida sigue su curso tanto si estamos de acuerdo como si no. Aceptar las cosas tal y como son es la única manera de encontrar la paz interior. No soltar, es empeñarse en querer que las cosas sean distintas de las que son.
El sufrimiento empieza cuando nos contamos la historia de quién y qué debería estar en nuestra vida. Y lo cierto es que averiguar quién o qué debería estar o no estar es muy fácil: mira tu vida, lo que hay es lo que debe haber.
Amar es recibir las cosas como son y con gratitud, y no querer cambiarlas.
Esto lo Acabo de leer en una página maravillosa ! devivencias.com
Y muy emotivo el video de youtube que incluyeron en este artículo, se me ocurrió que sería un herramienta muy buena para trabajar con adolescentes.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=mLryFVsfJAM
domingo, mayo 12, 2013
DESDE MI HISTORIA : "APEGO DE TIPO INSEGURO" nada mas claro-
El apego de tipo inseguro se caracteriza
básicamente porque la respuesta que otorgan los padres frente a las
necesidades biológicas y afectivas de sus hijos, es ambivalente,
incoherente e impredecible; a veces responden a sus necesidades y otras
veces no. Para el niño esta situación genera una gran incertidumbre, en
el sentido de que no sabe cuándo y cómo vendrá su madre a cuidarlo y a
responder a sus necesidades. Cuando la respuesta de la madre es
cambiante e impredecible genera en el niño una gran falta de sentido de
lo que está pasando, de ambivalencia y de control sobre su entorno. Este
estilo de cuidado produce en el niño una sensación de abandono, soledad
e impotencia que provocará una intensa ansiedad y frente a esto, no
podrá desarrollar la suficiente confianza en sí mismo. Los daños que
este tipo de apego generan en la dimensión afectiva, cognitiva y social
deterioran de manera importante el bienestar y calidad de vida de los
niños. En el área afectiva por ejemplo, el sentimiento constante de no
sentirse lo “suficientemente amados y/o agradables para los otros”,
influye negativamente en su autoestima, autoconcepto y la visión que
tienen del mundo. A medida que los niños crecen e ingresan al ámbito
escolar, el mundo social que deben afrontar se hace más complejo y
precisamente es en este contexto donde comienzan a manifestarse las
primeras dificultades.
Según
refiere Barudy (2005), investigador y especialista en temas de
infancia, los niños que poseen un vínculo de apego inseguro con sus
padres, manifiestan serias dificultades en el contexto escolar en
términos cognitivos, emocionales y sociales. Las dificultades más
frecuentes son bajo rendimiento escolar, que generalmente conduce a
fracaso escolar, déficit atencional, trastornos del aprendizaje e
hiperactividad. En términos sociales manifestarán notorias dificultades
para ser aceptados por su grupo de pares y frente a la constante
búsqueda de aprobación del otro, generarán rivalidad, celos y posesión,
conducta que se desarrollará no sólo en la etapa escolar, sino también a
lo largo de la adultez, generando serias dificultades en términos
psicosicales, afectando de manera significativa su bienestar y calidad
de vida.
Este tipo de apego
se caracteriza por la vivencia de una ansiedad profunda de ser amado y
de ser lo suficientemente valioso, así como una preocupación en el
interés o desinterés y en la disponibilidad emocional que muestran los
otros hacia él. El niño desarrollará sentimientos de ambivalencia ante
las figuras de apego debido a sus necesidades afectivas insatisfechas.
Alrededor de un 20% de la población de niños víctima de malos tratos
infantiles presenta este estilo de apego. Dantagnan (2005)
Varios
autores como Bowlby, Cassid & Crittenden sostienen que los niños
que desarrollan un estilo de apego inseguro ansioso-ambivalente, han
sido cuidados en su primera infancia por padres o cuidadores que no
ofrecen una disponibilidad emocional y tampoco responden de manera
satisfactoria a las necesidades del niño. De esta manera, tanto las
necesidades físicas, como los estados emocionales, pueden pasar
desapercibidos durante prolongados períodos de tiempo.
La
sincronía emocional está prácticamente ausente o con una presencia muy
débil en la relación del niño y su cuidador. Existen períodos de
ausencia física de la madre, sin embargo, lo que más predomina en este
estilo relacional es la falta de disponibilidad psicológica, que hace
que los cuidados cotidianos sean incoherentes, inconsistentes e
impredecibles. Este estilo de cuidado generará en el niño una sensación
de abandono, soledad e impotencia lo que provocará en él una intensa
ansiedad. La ansiedad del niño aumenta sus conductas de apego, lo que se
traduce en una mayor insistencia en sus demandas y llamados de
atención, tales como, llorar, gritar o pegarse a su madre. Esto provoca
una reacción de intolerancia y molestia intensa en los padres, llegando
a la agresión verbal y/o física del niño. Dantagnan (2005)
(Cassidy
& Berlin, 1994 citado en Barudy & Dantagnan, 2005) describen a
estas madres o cuidadores de la siguiente manera:
Su
compromiso e interés permanece poco fiable e impredecible. A veces
están cómodos, otras veces, enfadados y muchas otras, son ineficientes
con sus hijos. De esta manera, para el niño esta situación genera una
gran incertidumbre, en el sentido de que al no saber cuándo y cómo
vendrá su madre a atenderle, cuidarle o responder a su demanda. Cuando
la respuesta es cambiante e impredecible, tanto en intensidad como en
contenido emocional, genera en el niño una falta de sentido de lo que
está pasando y de control sobre su entorno. Los niños, no logran obtener
la suficiente confianza en sí mismos. Lamentablemente, esta
incoherencia entre lo que el niño hace y la respuesta de la madre
influirá negativamente en el desarrollo de los procesos cognitivos,
sobre todo, en los aspectos relacionados con el terreno social y
afectivo.
El sentimiento
constante del niño, de no sentirse lo suficientemente amado, agradable
para el otro, influye negativamente en su autoestima, autoconcepto y
también en la visión del mundo.
A
medida que el niño crece, el mundo social que debe afrontar se hace más
amplio. Tras la entrada la escuela, esto resulta más evidente. Según
sostienen Crittenden y Brandon et. al., (1999) los niños a partir de
los 3 o 4 años comienzan a desarrollar “estrategias coercitivas” que les
permitirán obtener algún dominio sobre su mundo social, tales como:
conductas agresivas, de enfado, amenazas, que provocan un llamado de
atención. Por otro lado, conductas de indefensión y desamparo para
provocar cuidado y protección; ambas permitirán mantener al otro
activamente involucrado el máximo tiempo posible.
Según
Barudy (2005), en el contexto escolar, el rendimiento del aprendizaje
de estos niños será pobre y de bajos niveles de concentración. Pueden
distraerse fácilmente, moviéndose de un lugar a otro. A menudo, se
encuentran niños con fracasos escolares, bajo rendimiento escolar,
trastornos del aprendizaje, trastornos de déficit de atención y
trastornos de hiperactividad. A nivel social, tendrán dificultades
para ser aceptados por el grupo de pares; la búsqueda constante de
aprobación, la rivalidad con otros compañeros, celos, posesión, deseos
de exclusividad y conductas de impulsividad frente a conflictos
relacionales.
Fuente: http://www.nswslasa.com.au
Por Cecilia Gutiérrez A., Psicóloga, NSW SLASA
viernes, mayo 10, 2013
MI EXPERIENCIA COMO VOLUNTARIA EN LAS RECORRIDAS POR EL FRIO- RED SOLIDARIA
Comencé las recorridas por el frío un lunes de abril del
2011. No conocía a absolutamente a nadie. La consigna era estar en una esquina
del Barrio de Congreso con un termo con agua caliente y nada más.
Esa noche nos pusieron en grupos y a cada uno nos dieron un
número (el nuestro era el 3), una carpetita con un plano de la zona que
debíamos recorrer y una bolsa llena de vasos descartables y sopa instantánea.
Ese fue el principio de lo que sería el mayor compromiso de todo el año.
Eramos 6, a
veces 8. La mayoría entre 20 y pico y treinta y pico, gente joven que todos los
lunes nos reuníamos con una sonrisa y dispuestos a dar TODO de nosotros en esas
pocas horas en las que nos sumergíamos en una realidad absolutamente distinta a
la que vivíamos de día.
Además de dar un vaso de sopa, relevábamos varios datos. En
esa carpetita anotábamos nombre y apellido, ubicación y las necesidades más
urgentes de cada uno. En la semana entre todos buscábamos donaciones e incluso
hurgábamos en nuestros hogares qué cosas teníamos para compartir.
Todavía recuerdo la noche en que decidí compartir la única
frazada que tenía de una plaza, la misma que usé desde chica. Respiré hondo, la
puse en el bolso y recuerdo exactamente
a quien se la dí, era una parejita muy jovencita con un bebé de menos de
un año que dormían en la zona de
microcentro.
Y no era solo dar.
Lo que recibimos ese año fue uno de los aprendizajes más
importantes - al menos para mí - de mi vida. Encontré personitas en situación
de calle que nos decían “mejor eso dáselo a la señora de la otra cuadra que la
necesita más”.
¡Cuánta generosidad que recibí de
ellos! ¿Y sus sonrisas? Nos encontrábamos con cartoneros, gente re laburante
que juntaba cartones en medio de noches de gran frío y ellos te sonreían solamente
recibiendo una sopa. ¡¡Qué pilas tenían!!
Esa gente es maravillosa. Siempre educada y agradecida tanto
por la sopita caliente como por cualquier “donación”.
Se me viene a la cabeza las veces que llevamos zapatillas
que eran usadas pero en perfecto estado a chicos o adultos que estaban casi
descalzos a muy bajas temperaturas.
¡¡ Por Dios!! Es indescriptible ese momento. El corazón te
late a mil y ver esos pies con zapatillas nuevas y la alegría de esa gente es
una de las gratificaciones más grande de mi vida. ¿Cómo lo explico? Te dan ganas de saltar y de llorar de la
emoción, no se te va nunca jamás del corazón esa sensación.
Es que ayudar a veces se convierte en una adicción. ¿Vos
dirás por qué? Saber que con el esfuerzo de tu grupo y de todos los conocidos
podés aportar un granito de arena para la felicidad de otros es algo que te llena más que
gastarte todo en un Shopping o ir a un tenedor libre y comerte todo. Te llena
el alma.
Por eso a veces ayudar es algo egoísta, yo todo lo que hice
ese año fue porque dar me hacía feliz a mí y en segundo plano hacía un bien a
otro, mal que me pese esa es mi verdad. Uno se encariña, se involucra con cada
uno, con cada historia, sabés que cada noche te esperan para la sopa o para
recibir alguna cosita que te pidieron.
El momento mas duro
lo vivía cuando regresaba a casa. Eran noches de mucho frío, lo primero que
hacía era darme un baño caliente y ahí mi cabeza no paraba de pensar en lo que
había transcurrido.
Darte un baño caliente es un privilegio enorme, yo estaba
calentita bajo el agua, tenía una cama
que me esperaba y una estufa para pasar el frío. Luego de todo lo vivido, te
acostás y pensás en cada uno de esos seres maravillosos, en sus fuerzas, sus
ganas de vivir.
Así termina esa noche de recorridas: con el corazón lleno de
sonrisas, de miradas agradecidas, de rostros desesperanzados, otros mas
ilusionados…. Y te hechas a dormir no sin antes darle las gracias a Dios por lo que tenés.
PARA SER FELIZ BASTA CON DEJAR DE SER NO FELIZ
Félix Torán, físico, doctor en Ingeniería Electrónica, funcionario internacional y escritor.
Bonita frase.
Nos pasamos el día creando causas que van en contra de nuestra propia felicidad y que al final se anclan en el subconsciente convirtiéndose en resistencias que operan continuamente.
No tengo tiempo de nada.
Ese mantra nos programa precisamente para eso. No lo repita más y aprenda a gestionar el tiempo.
¿Por dónde empezamos?
Separando lo importante de lo no importante. La mayoría no sabe hacerlo porque no tiene un criterio para ello.
¿Cuál es el criterio?
Saber dónde queremos llegar, cuál es nuestra visión y nuestra misión en la vida, de la que se derivan valores y metas. Todo lo que vaya a favor de eso es importante; lo que nos separe de ello es un ladrón de tiempo.
Puede ser una persona, una tarea, una situación. Cada persona tiene sus ladrones de tiempo, pero hay algunos muy extendidos, como las interrupciones, reuniones y llamadas no deseadas, el desorden, la multitarea.
Lo de tener una visión suena esotérico.
La visión es el propósito en la vida, en qué queremos convertirnos a largo plazo. El hecho de ponerlo por escrito nos cambia la vida, nos da un marco de referencia; si no, nos pasamos la vida en prueba y error.
¿Y lo de la misión?
Como mínimo es la de ser feliz. Se trata de un proceso de autodescubrimiento. Hay que cuestionarse tres cosas: quién soy, cuáles son mis talentos, qué voy a hacer con ellos y a quiénes voy a dirigirme. Si no sabemos por qué hacemos lo que hacemos, perdemos la motivación.
Cierto.
Mucha gente vive en el mundo de lo urgente y hace cosas que no son importantes para ellos, sino para otros, y encima eso les produce estrés. Hay que salir de esa zona. Estar ocupado no es malo, siempre y cuando estemos hablando de trabajo y no de esfuerzo.
Alto ahí.
Si lo que haces está alineado con tu misión y disfrutas haciéndolo, puedes estar muy ocupado, pero no agotado.
Deme más herramientas.
Dedique un tiempo a cada tarea y huya de la procrastinación.
Latinajo.
Significa dejar para más tarde. Yo soy partidario del hágalo ya. En el momento en que se te ocurre una idea, el universo entero está en la mejor configuración para que la pongas en marcha. Si estás inspirado la acción fluye sola, parece que todo encaja.
Dígame las tres cualidades básicas de un buen gestor del tiempo.
Son personas proactivas: no esperan que las cosas pasen, sino que hacen que las cosas pasen. En el universo rige la ley de causa y efecto: toda causa da lugar a un efecto.
La ciencia se fundamenta en ello.
Por tanto, si yo no hago nada nuevo, nada nuevo va a pasar. Si quieres conseguir algo, debes considerarlo un efecto y así empezar a crear las causas. La persona reactiva espera que las cosas pasen mágicamente.
Entendido.
El cóctel de la buena gestión del tiempo consiste en cuatro partes de disciplina y una de improvisación. Y hay que conocer el concepto del tiempo, saber que existe el tiempo verdadero y el falso.
Curiosa distinción.
El tiempo verdadero es el instante presente; el falso tiempo necesita de la mente (programar tareas, recordar...), muy útil, pero si nos excedemos deriva en estrés y enfermedad. En cambio, la conexión con el instante presente la usamos muy poco y es lo que nos hace felices y productivos.
¿Productivos?
El súmmum de la gestión del tiempo es la atención plena, cualidad milenaria que nos permite estar en contacto con el presente incluso usando la mente. Otro aspecto esencial es gestionar bien la energía.
No estar siempre agotado.
Hemos de ser conscientes de cómo fluctúa nuestra energía durante el día para dedicar a las tareas importantes nuestros momentos de máxima energía.
...
La concentración es otro punto importante. Es una cualidad que se desarrolla mediante la meditación. Si aprendemos a concentrarnos en la respiración, desarrollamos la capacidad de no dejarnos llevar por distracciones. Y no hay que olvidar nuestro personal departamento de ayuda: el subconsciente.
¿Cómo conseguir su ayuda?
Si somos capaces de crear una imagen mental clara de lo que queremos lograr y lo asociamos a emociones (que ayudan a que el contenido se grabe con más fuerza), empezaremos a percibir las oportunidades. Pero es fundamental eliminar las creencias limitantes ("yo no valgo..., no merezco..."), que operan sin que seamos conscientes.
Deme algún truco para poner a trabajar al subconsciente.
Escriba en un papel su objetivo (por el que ya estamos luchando, aquí no hay magia) y hágalo de manera correcta (en presente, en voz activa). "Quiero encontrar trabajo" implica carencia; escriba: "Encuentro trabajo", imagine que ya lo tiene. Y aprenda a leer en su cuerpo, en sus sensaciones, porque es como se expresa el subconsciente.
Fuente: La Vanguardia
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