Cuando una
mamá acaricia a su bebe, este percibe amor y un fuerte sentimiento de
seguridad. Pero nuevas investigaciones presentan que además el efecto
positivo llega mucho más lejos, hasta el punto de afectar el modo en que
se expresan los genes.
La neuróloga Tallie
Z. Baram, investigadora de la Universidad de California e Irvinede,
descubrió que el afecto, las caricias y otros estímulos sensoriales,
contribuyen a desarrollar en los cerebros de los pequeños actividades
neuronales que aumentan la resistencia ante el estrés y las capacidades
cognitivas.
El
estudio realizado por Baram y sus colaboradores fue publicado en The
Journal of Neuroscience, en donde se presento como el afecto materno
puede modificar los genes que controlan un mensajero clave del estrés la
hormona (angiotensina) liberadora de corticotropina. El cariño
contribuye a que se reduzca y modele la liberación de dicha hormona y
esta característica contribuye para que en el futuro estos pequeños
posean mayor capacidad para afrontar situaciones estresantes al poder
modelar las respuestas del estrés.
Para los investigadores es fascinante ver como los
cambios en los estímulos alteran el nuestros genes (epigenética) y por
ello consideran que nadie está totalmente predestinado a ser de cierta
manera.
Este
trabajo nos permite comprender el valor que tiene conocer el
funcionamiento de nuestro cerebro para que todos podamos ser más
responsables de cuidar algo tan importante como lo es el cerebro de
nuestros pequeños y lograr que cada vez sean menos los que sufran
maltrato emocional y vean afectada su vida presente y futura.
Y
que sin la interferencia del exceso de estrés desencadenado por
corticotropina, las dendritas de las neuronas del hipocampo (estructura
fundamental en los diferentes tipos de memorias conscientes e
inconscientes) por el contrario pueden desarrollarse plenamente y con
ello la resistencia al estrés por parte de los bebes aumenta.
Es fundamental que cada día tengamos presente que el
afecto es tan valioso en nuestras vidas, hasta el punto de poder
modificar el modo en que se manifiestan nuestros genes.
Artículo de http://www.asociacioneducar.com y escrito por Nse. Marita Castro.Fuente: Escuela de Medicina de la Universidad de California - Irvine