Divertirse viene de "diverso", de hacer cosas diferentes a las actividades habituales, de regresar a nuestras raíces y transformarnos para emerger con energía renovada a fin de desempeñarnos en aquello que nos es propio.
Hay quienes tienen tanta carga de adrenalina, tanta tensión, tanto "veneno" para su sistema de defensas que no puede detenerse y creen que esto es lo que los mantiene vivos, cuando en realidad los está matando.
Una herramienta fundamental es VOLVER A SER NIÑOS y JUGAR. Me refiero a recuperar las actividades lúdicas, aquello que nos da placer, sin esperar otro resultado que conectarnos con la alegría, potenciar nuestra química interna y seguir evolucionando.
Está demostrado que los adultos que dedican tiempo al juego - entendido como experimentar lo nuevo o divertido- cuentan con un poderoso instrumento para promover el bienestar físico, emocional y espiritual.
Aquí les he escaneado del libro de María Estela Maruso, "El laboratorio del alma", cuáles son los beneficios inmunológicos asociadas al juego.
