El primer paso es: Acéptate como eres; suelta todos los “deberías”. ¡No
lleves ningún “debería” en tu corazón! Tú no debes ser alguien
diferente; no se espera que hagas algo que no es propio de ti. Sólo has
de ser tú mismo. Relájate y sólo sé tú mismo. Sé respetuoso con tu
individualidad, y ten el valor de plasmar tu propia firma. No sigas
copiando las firmas de otros.
Las rosas florecen tan maravillosamente porque no están intentando
convertirse en lotos. Y los lotos florecen tan maravillosamente porque
no han oído historias de otras flores. Todo en la naturaleza marcha tan
maravillosamente en armonía, porque nadie está intentando competir con
alguien más, nadie está intentando convertirse en algún otro. Todo es
como debe ser. ¡Sólo comprende este punto! Sólo sé tú mismo y recuerda que no puedes
ser nada más, por más que lo intentes. Todo esfuerzo es vano. Sólo
tienes que ser tú mismo.
Existen solamente dos caminos. Uno es
rechazándote, pero tú seguirás siendo el mismo; o condenándote, pero tú
seguirás siendo el mismo. El otro es aceptándote, entregándote, gozando,
deleitándote, pero también tú seguirás siendo el mismo. Tu actitud
puede ser diferente, pero tú siempre serás la persona que eres. Pero una
vez que te aceptas, surge la plenitud.
Osho
Verdaderamente necesitamos aceptarnos incondicionalmente y querernos a nosotros mismos para construir una vida plena y feliz.
No es posible eliminar esas partes de nosotros a las que tanto
combatimos. Aquello que queremos ocultar o deformar siempre encontrará
la manera de manifestarse (lo que resistes, persiste!) Cuando una meta es de vital importancia para
nosotros y concentramos toda nuestra voluntad en alcanzarla,
desarrollamos al máximo nuestro potencial y entonces todas las
experiencias, las personas y los recursos necesarios para nuestra
evolución parecen venir milagrosamente a nuestro encuentro.
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