Mindfulness
no es un descubrimiento moderno, y aunque desde no hace demasiado
tiempo estemos viviendo una especie de “redescubrimiento”, debemos
recordar que hace ya más de 2.500 años, Buda hizo de Mindfulness la
piedra angular de su práctica.
Mindfulness es algo muy simple, aunque no fácil para la mente occidental condicionada para funcionar de una manera muy compleja.
“Hoy
la vida se está complicando cada día más, también la mente se está
complicando. La tendencia que tenemos es a creer que una vida complicada
ha complicado la mente…la realidad es exactamente la contaria…UNA MENTE
COMPLICADA COMPLICA LA VIDA” (Nicolás Caballero)
El
vocablo inglés Mindfulness procede del pali, y su traducción a lenguas
occidentales, en general, plantea dificultades. En español no existe
una palabra que contenga la riqueza de lo que es Mindfulness, por este
motivo se ha optado por traducirla como “atención plena”. Mindfulness es
una enseñanza que crea la capacidad, a través de su práctica
disciplinada, de simplificar la mente. Definiremos Mindfulness como
atención plena, totalizadora, no reactiva, momento a momento (Jon
Kabat-Zinn).
Desde un punto de vista científico podemos definir Mindfulness como un
estado en el que el practicante aprende a mantener la atención centrada
en un objeto al comienzo (concentración, meditación de acceso
utilizando la respiración) para luego “darse cuenta” (conciencia) de
todo lo que nos está sucediendo (pensamientos, sensaciones, emociones) y
de todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor, descubriendo la
realidad del momento presente tal cual es.
La práctica de Mindfulness tiene
como eje mantener la plena atención en el momento presente, aquí y
ahora, sin reaccionar, observando y explorando la relación que la mente
establece con la experiencia (curiosidad, apertura, aceptación). Esta es la clave de una mente Mindfulness.
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COMO ACTUA?
Mindfulness, empleando el lenguaje más moderno y científico de Siegel (2007), conduce a la disolución de las influencias del aprendizaje previo sobre el proceso de percepción del momento presente. Estas influencias dificultan la percepción del presente “tal cual es”, alejándonos de la realidad última. Cómo dice el refrán, “todo depende del color del cristal con que se mire”, y esos filtros que la mente tiene para ver la realidad han sido denominados en términos neurofisiológicos por Engel, Fries y Singer (2001) como “procesamientos de arriba abajo”. En términos no científicos los llamaremos condicionamientos, preconceptos, predicciones acerca de la realidad del momento (tanto interna como externa), automatismos. Estos automatismos tienen un alto valor para la supervivencia, pero a la vez hacen que todo sea percibido y vivido en una misma tonalidad preestablecida.
La práctica disciplinada de Mindfulness enseña
a desarrollar la capacidad de prestar atención plena a todas las
corrientes de información que llegan al campo de la conciencia
(no todas a la vez). Este nuevo proceso comienza a dificultar los
procesos automáticos y activa la zona cerebral llamada Corteza
Prefrontal Dorso-lateral, a la vez que ponemos en marcha la capacidad de
auto-observación (metacognición) que nos permite entrar en un estado de
conciencia de los procesos mentales que están en marcha, creando la
oportunidad de flexibilizar la respuesta, desconectando, por así
decirlo, la automaticidad: S.O.D.A. “Si Observas, Desconectas la
Automaticidad” (Siegel).
Volviendo
al refrán anterior de que “todo se ve según el color del cristal con
que se mire”, podríamos decir que la práctica sostenida de Mindfulness
nos capacita para “ver el cristal”. Antes, el cristal era invisible,
creíamos que lo que veíamos era la realidad, ahora podemos darnos cuenta
de que solo estábamos percibiendo la versión (filtrada) que la mente
había construido. Mindfulness, practicada sistemáticamente, desarrolla
la capacidad de captar la realidad tal cual es, por una parte, y la
forma en que nuestra mente la interpreta, por otra.
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FUENTE: www.visionclara.com.ar |