El
niño interior herido representa uno o más aspectos de nuestra
personalidad que no se han desarrollado o integrado al ser, debido a los
procesos de relación con las figuras parentales ,en primera instancia; y
luego con otros vínculos que conforman su mundo de relaciones. Estos
vínculos pueden provocar impactos o traumas que quedarán instalados en
las profundidades de su inconsciente y no serán percibidos sino hasta
que se presenten conflictos, algunos muy graves, en su vida de relación
como adultos.
Cuando las
necesidades y deseos no son plenamente satisfechos en la infancia o los
sentimientos no pueden ser libremente expresados, el niño adquiere una
falsa identidad y se aleja de su propio ser y, aunque este pequeño
físicamente se convierta en un adulto, en su interior permanecerá ese
niño insatisfecho manifestándose con conductas que contaminarán sus
relaciones el resto de su vida.
Las
conductas o factores contaminantes más frecuentes incluyen: las
explosiones de ira, ser abiertamente educado y obediente, hablar con voz
infantil, manipular a los demás y poner mala cara.
También las conductas adictivas, la co-dependencia, ser inapropiadamente
rebelde, las conductas ofensivas, la depresión, el vacío y la apatía,
entre otras.
Es necesario, sino
imprescindible, rescatar a este niño interior herido para poder
convertirse en adultos sanos, capaces de conectarse con sus necesidades y
deseos, emociones y pensamientos, de una manera más amplia y
consciente. En la técnica de rescate dedicamos la mayor parte del
tiempo a las necesidades de desarrollo de la niñez que se vieron
descuidadas y a extraer y finiquitar el dolor no resuelto que resultó
del abandono, el abuso en todas sus formas, el descuido de las
necesidades del desarrollo elementales y los conflictos provocados por
problemas en los sistemas familiares.
Al
trabajar y rescatar nuestro niño interior herido y hacerlo crecer,
logramos conectarnos con el ser esencial o niño maravilloso, quien posee
todas las cualidades y potencialidades que fueron ahogadas en la niñez.
Es en realidad el niño maravilloso quien nos motiva a realizar el
rescate del niño herido ya que este no puede realizar el trabajo de
recuperación por estar muy ocupado defendiéndose y sobreviviendo.
Una
vez que se experimenta la conexión con el niño maravilloso, se empieza a
ver la vida desde una perspectiva más amplia. El niño maravilloso ya no
tiene que esconderse detrás de las defensas del ego parar sobrevivir.
Ahora puede ver las cosas desde un diferente nivel de conciencia. El
niño maravilloso no es un yo mejor, es nuestro verdadero Yo.