ESTOY HABLANDO CONMIGO ...

Hola a tod@s: Nunca me fuí y en verdad no dejé de hablarme. Necesité centrarme en mí para repensar ciertas cuestiones. Desde que inicié este blog comenzé a ser mas y mas transparente conmigo y logré dejar la medicación que tomé durante 8 años- Ahora el proceso de nacer nuevamente es arduo, doloroso y agotador. Sigo con los dolores en el cuerpo a pesar de que no me siento tan angustiada.
Voy amigándome porque DESEO VIVIR FELIZ Y EN PAZ CONMIGO.
¡Gracias a todos por tanto amor!
Son maravillosos. Ustedes son parte importante de este momento de mi vida mas de lo que podrían ima ginan!

-UN CAMINO HACIA EL FONDO DE NUESTRO SER- Lic Feliú

El cuerpo habla, habla de experiencias tempranas, pasadas y de la manera en que tratamos de afrontarlas y defendernos de las emociones que nos provocaban.
Cuando podemos conectarnos libremente con nuestros deseos, emociones, pensamientos, y podemos expresarlos adecuadamente la energía fluye, entonces sentimos alivio y placer. Si estamos tristes lloramos, si estamos contentos reímos, si estamos enojados lo manifestamos. Esta espontaneidad y libertad se observa en los niños pequeños y rápidamente se va perdiendo. En general, el medio ambiente es poco receptivo a las respuestas espontáneas del cuerpo y en estos casos, la energía emocional no puede expresarse y queda retenida en forma de bloqueos o tensiones musculares que nos limitan y alejan de nosotros mismos, de lo que realmente sentimos y pensamos.

El Análisis Bioenergético se ocupa de ayudarnos a recuperar la conexión profunda con nosotros mismos, con nuestros mas profundos deseos, nuestra vitalidad y espontaneidad.
Es una forma de comprender la personalidad y sus conflictos desde una perspectiva psicocorporal, en la cual mente y cuerpo se integran e interrelacionan a través de sus procesos energéticos. La energía a la que nos referimos es la energía vital, la que nos permite funcionar corporalmente, amar y pensar. La llamamos bioenergía e incluye tanto los niveles físicos como el emocional y el mental.
Wilhelm Reich, discípulo de S. Freud, descubrió que no solo nos "defendemos" de los conflictos infantiles a través de defensas psicológicas - olvidándolos, haciéndolos inconscientes, reprimiéndolos -, sino que también lo hacemos a través de defensas corporales bloqueando las emociones que están vinculadas a esos conflictos.
Fue el primer psicoanalista que observó que hay una relación entre el carácter de una persona y su estructura muscular y postuló la existencia de una unidad somato-psíquica. Toda experiencia de nuestra vida queda estructurada en nuestro cuerpo y registrada en nuestra mente. Desde el primer instante y a lo largo de toda la vida de cada hombre, se va formando una estructura física y una estructura psíquica que son idénticamente funcionales, y que actúan a modo de escudo.

Las tensiones crónicas, rigideces, disminución de la respiración etc. que sirven para retener la carga emocional van influyendo en la formación de nuestra estructura muscular y comportamiento. Estas contracturas crónicas se conforman en la infancia y el organismo aún las conserva. El potencial energético que nos permite vincularnos, amar, sentir, actuar y crear sigue retenido en la musculatura por lo tanto nuestra vitalidad actual queda disminuida y la posibilidad de realizar cambios también. La tarea terapéutica consiste no solo en llegar a conocer el origen inconciente del conflicto sino que además se propone liberar la energía bloqueada en las tensiones crónicas a través de un abordaje psico-corporal.