Escenas ficticias que él diseña – con todo lujo de detalles – para construir visualmente la sensación que está en su cabeza, lo que el llama momentos congelados, habitualmente inquietantes y que nos recuerdan a las películas clásicas de terror, gracias a una estética profundamente cinematográfica.
En palabras del propio Crewdson, dice haber estado siempre fascinado por la condición poética del crepúsculo y su poder de convertir lo ordinario en algo mágico y sobrenatural, algo que se evidencia en todas y cada una de sus fotografías, que se caracterizan por esas luces frías tan propias del anochecer combinadas con la luz artificial de vehículos, farolas, viviendas… y añadiendo toda clase de elementos recreados como la niebla o la lluvia.
En palabras del propio Crewdson, dice haber estado siempre fascinado por la condición poética del crepúsculo y su poder de convertir lo ordinario en algo mágico y sobrenatural, algo que se evidencia en todas y cada una de sus fotografías, que se caracterizan por esas luces frías tan propias del anochecer combinadas con la luz artificial de vehículos, farolas, viviendas… y añadiendo toda clase de elementos recreados como la niebla o la lluvia.