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viernes, mayo 10, 2013

MI EXPERIENCIA COMO VOLUNTARIA EN LAS RECORRIDAS POR EL FRIO- RED SOLIDARIA

imagen bariloche en caina





Comencé las recorridas por el frío un lunes de abril del 2011. No conocía a absolutamente a nadie. La consigna era estar en una esquina del Barrio de Congreso con un termo con agua caliente y nada más.

Esa noche nos pusieron en grupos y a cada uno nos dieron un número (el nuestro era el 3), una carpetita con un plano de la zona que debíamos recorrer y una bolsa llena de vasos descartables y sopa instantánea.

Ese fue el principio de lo que sería el mayor  compromiso de todo el año.

Eramos 6, a veces 8. La mayoría entre 20 y pico y treinta y pico, gente joven que todos los lunes nos reuníamos con una sonrisa y dispuestos a dar TODO de nosotros en esas pocas horas en las que nos sumergíamos en una realidad absolutamente distinta a la que vivíamos de día.

Además de dar un vaso de sopa, relevábamos varios datos. En esa carpetita anotábamos nombre y apellido, ubicación y las necesidades más urgentes de cada uno. En la semana entre todos buscábamos donaciones e incluso hurgábamos en nuestros hogares qué cosas  teníamos para compartir.

Todavía recuerdo la noche en que decidí compartir la única frazada que tenía de una plaza, la misma que usé desde chica. Respiré hondo, la puse en el bolso y recuerdo exactamente  a quien se la dí, era una parejita muy jovencita con un bebé de menos de un año que dormían  en la zona de microcentro.

Y no era solo dar.

Lo que recibimos ese año fue uno de los aprendizajes más importantes - al menos para mí - de mi vida. Encontré personitas en situación de calle que nos decían “mejor eso dáselo a la señora de la otra cuadra que la necesita más”.

¡Cuánta generosidad que recibí de ellos! ¿Y sus sonrisas? Nos encontrábamos con cartoneros, gente re laburante que juntaba cartones en medio de noches de gran frío y ellos te sonreían solamente recibiendo una sopa. ¡¡Qué pilas tenían!!

Esa gente es maravillosa. Siempre educada y agradecida tanto por la sopita caliente como por cualquier “donación”.

Se me viene a la cabeza las veces que llevamos zapatillas que eran usadas pero en perfecto estado a chicos o adultos que estaban casi descalzos a muy bajas temperaturas.
¡¡ Por Dios!! Es indescriptible ese momento. El corazón te late a mil y ver esos pies con zapatillas nuevas y la alegría de esa gente es una de las gratificaciones más grande de mi vida. ¿Cómo lo explico?  Te dan ganas de saltar y de llorar de la emoción, no se te va nunca jamás del corazón esa sensación.

Es que ayudar a veces se convierte en una adicción. ¿Vos dirás por qué? Saber que con el esfuerzo de tu grupo y de todos los conocidos podés aportar un granito de arena para la felicidad  de otros es algo que te llena más que gastarte todo en un Shopping o ir a un tenedor libre y comerte todo. Te llena el alma.

Por eso a veces ayudar es algo egoísta, yo todo lo que hice ese año fue porque dar me hacía feliz a mí y en segundo plano hacía un bien a otro, mal que me pese esa es mi verdad. Uno se encariña, se involucra con cada uno, con cada historia, sabés que cada noche te esperan para la sopa o para recibir alguna cosita que te pidieron.

El  momento mas duro lo vivía cuando regresaba a casa. Eran noches de mucho frío, lo primero que hacía era darme un baño caliente y ahí mi cabeza no paraba de pensar en lo que había transcurrido.

Darte un baño caliente es un privilegio enorme, yo estaba calentita bajo el agua,  tenía una cama que me esperaba y una estufa para pasar el frío. Luego de todo lo vivido, te acostás y pensás en cada uno de esos seres maravillosos, en sus fuerzas, sus ganas de vivir.

Así termina esa noche de recorridas: con el corazón lleno de sonrisas, de miradas agradecidas, de rostros desesperanzados, otros mas ilusionados…. Y te hechas a dormir no sin antes darle  las gracias a Dios por lo que tenés.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, aproveché para dejar un comentario sobre esta página. me llamo verónica y soy de Buenos Aires.
Es maravilloso que tengas fuerzas luego de la pérdida de tu padre de una manera incomprensible.
En octubre se cumplirán 16 años y aún se espera justicia.
Andrea, yo no tenía ningún familiar en ese vuelo pero (y puede ser que te parezca raro, sí viajaban dos profesores míos de la facultad, jóvenes, casados y con sueños. Y ¡ qué importa si aunque no eran familaires, estuvieron conmigo, me enseñaron y eran buena gente !. Y no puedo creer que hayan muerto así.
Disculpá este entrometimiento, pero buscaba para que se sepa que hay gente que sin perder familiares están con ustedes y en contra del sistema que tenemos en donde la vida humana no vale nada.
Intenté escribir al correo pero no pude, tampoco en faceebook.
Mi correo es veronica197389@hotmail.com.
Todas mis bendiciones y fuerzas porque debe ser difícil saber que tu papá no está.
verónica.