Cada uno de nosotros tiene su particular historia que reconocer
respecto a aquello que hay que sanar, personas que generaron dolor en
nuestra alma, o tristeza al sentir que no somos amados, etc… Y ante todo
esto reaccionamos de diferente forma e intentamos evitar que los
sentimientos nos dominen, esquivándolos. Y efectivamente, estos
sentimientos retornan hasta nosotros de una manera u otra, para
recordarnos que hay una lección que no hemos aprendido bien y el
primer paso cuando esto sucede es dejar de resistirnos a ello.
Hay circunstancias emocionales, mentales y físicas, que en su día no las dejamos marchar o que nos causaron un gran trastorno o sufrimiento, pues bien, desde ese momento que no las dejamos marchar por el impacto que nos produjeron, se fijan a nuestro campo vibratorio y se enraízan ahí, alimentándose de esa misma energía que a su vez nos paraliza espiritualmente. Este tipo de bloqueo puede estar viviendo en estado de letargo durante un tiempo impredecible, hasta que puede dar el salto al momento presente de nuestras vidas, reapareciendo de muchas formas diferentes, ya puede ser con la incertidumbre o con la enfermedad.
Es ahora cuando todos los traumas del pasado que no quedaron
resueltos vuelven a re-aparecer en nuestra vida de formas diferentes,
con un contexto actual, con un atuendo distinto, pero con una carga
similar o incluso aumentada.
Es así porque se nos ofrece la oportunidad de soltar aquello que no
nos es necesario, debemos liberarnos de toda perturbación inarmónica que
nos pueda producir conflicto interno o dolor.Texto de http://luhema.wordpress.com/